«Poco a poco se fue formando ese hecho de vida que es escribir»

Esta frase la pronunció Roberto Juarroz1Roberto Juarroz fue un poeta, bibliotecario, crítico y ensayista argentino. 1925-1995 en la Academia Uruguaya de Letras en el año 1993, durante una de las dos conferencias que dictó en ese tiempo. Me interesa detenerme en algunas de sus reflexiones, testimonio vivo de su singular creación artística que parece definirlo en su existencia, juntura que él ubica entre la naturaleza, el lenguaje y el tiempo. En su testimonio podemos encontrar cierta orientación para pensar la función del análisis. Tomaré entonces tres indicaciones de Lacan para luego articularlas con dicho testimonio:

«Sea lo que fuere, incluso lo que es de esta práctica, es también poesía, hablo de la práctica que se llama el análisis»2Lacan J., El Seminario, libro 25, Momento de concluir, inédito, lección del 20 de diciembre de 1977..

«No hay más que la poesía, se los he dicho, que permita la interpretación. Es por eso que yo no llego más, en mi técnica, que a lo que ella sostiene»3Lacan, J., El Seminario, libro 24, L’insu que sait de l’une-béveu saille a mourre, inédito, lección del 17 de mayo de 1977..

«Es en tanto que una interpretación justa extingue un síntoma que la verdad se especifica por ser poética»4Ibid..

Dice Juarroz: «Comencé mis lecturas muy temprano. Me atrajeron cada vez más y dediqué buena parte de mi vida a eso. Mientras tanto se fue configurando como lenguaje predilecto, o elector (tal vez me eligió a mí), la poesía (…) poco a poco se fue formando ese hecho de vida que es escribir. Hasta que sentí que la poesía era un poco flácida, repetitiva (…) eso me llevó a concebir una poesía más ceñida, más estricta o rigurosa, en donde cada elemento fuera irremplazable. La inclinación fue la de recoger de las situaciones extremas eso que llevamos escondido en nuestro silencio, lo que barajamos y pocas veces decimos. Para eso necesitaba un tipo de lenguaje diferente que dejara de lado lo que las palabras tienen de ornamento, de euforia, (…) la gran poesía desnuda las cosas. Es la búsqueda de lo abierto, no de una realidad cercada, estrecha, confortable que ya conocemos, sino un territorio que a veces el hombre ignora de sí mismo y en donde surgen, a veces, sus más ricos instantes. Fue en la búsqueda de esa poesía que tuve la impresión de que, en el devenir del tiempo, en la transitoriedad, se producían cortes, como excepciones, y que en esos cortes es donde brotaba el poema. El poema actúa como un tiempo de otra dimensión, un tiempo vertical. También Gastón Bachelard dice que el tiempo de la poesía es vertical. Por eso para mí el poema ha sido cada vez más una presencia, pone delante algo que antes no estaba»5Bravo, L., «La poesía de Roberto Juarroz. Un rigor para la intensidad». Espéculo. Revista de estudios literarios, número 11. Universidad Complutense de Madrid. Disponible en Internet: webs.ucm.es. Primera cuestión que testimonia Juarroz es ese anudamiento que constituye una mixtura de acontecimiento azaroso (tal vez me eligió a mí) junto a esa elección, dedicación, atracción. Podríamos extraer un nuevo nombre del sinthome con Juarroz: el hecho de vida de cada uno.  Segunda cuestión: lo que veía en esa realidad poética lo inquietaba, lo empujaba al forzamiento máximo del lenguaje, cuando dice: «en donde cada elemento fuera irremplazable». Dejar suspendido, podríamos decir como analistas, el sentido que viene con cada significante, para producir algo que haga viva la existencia. Un momento de descanso de ese cuerpo mortificado por lo simbólico. Corte que puede producir el analista con su silencio, con su decir, con su gesto, con su presencia. «Eso que es irremplazable». Si algo pasó en análisis, calculado o no, cuando decimos más allá del sentido, alude a esa discontinuidad, a ese corte, a eso que se detuvo por un instante e hizo aparecer algo propio. Tercera cuestión: el tiempo. En este territorio ignorado de uno mismo dice que es de donde surgen los instantes más ricos. Y aquí viene lo interesante: como excepciones, es decir, es en ese devenir discursivo, que algo puede escaparse, o producirse. Él dice: brota el poema, nosotros podríamos decir, brota Otro goce, un goce de la vida. ¿No hay algo de otro tiempo en una sesión? ¿Un tiempo fugaz, y a la vez eterno? ¿Cuál es ese territorio ignorado de uno mismo?

«¿Cómo hacer para integrar el poema, desnudo, infiliable, y un poco inubicable? El poema que no puede encerrarse en ninguna definición, ni tendencia es obtener el poema en donde tengamos la sensación de que la creación se ha configurado para darnos la impresión de que se toca algo distinto. «Siempre lo nuevo», decía Charles Baudelaire. Arrojarse a lo desconocido para encontrar lo nuevo. Creo que es ahí donde encontramos el sentido de lo que llamamos creación. La poesía no es meramente un producto, es una creación o una oración laica. Porque se juega lo que el hombre es y arranca lo que no sabíamos que estaba y que sin embargo el poeta demuestra que estaba»6Ibid.. Aquí también encontramos una buena referencia para pensar el sinthome, la creación como lo que toca, realiza algo distinto y a la vez muestra lo que estaba. Y esa pregunta de cómo hacer para integrar el poema, también resuena lo que en psicoanálisis llamamos cuerpo, cómo hacer para integrar el cuerpo cuando no se puede unificar, cerrar, nombrar.

«El poeta y el poema se encuentran rodeados por lo desconocido. Quien se da cuenta de eso y persigue hacer de lo desconocido algo que se pone delante de la mirada, hace poesía. Y como en todas las grandes cosas de la vida, el amor, la muerte, el dolor, no hay definiciones unívocas, lo que hay es simplemente el hecho concreto y real, inexplicable, y casi imposible de darle forma»7Ibid.. Por último, haciendo un paralelismo con el poeta y su poema, el analista y su interpretación podrán tener a su cargo la tarea de hacer aparecer ante la mirada ese hecho de vida, el del analizante, y darle la forma que sea posible. ¿La función poética no sería entonces una inventiva que circula entre analista-analizante? Cuando Lacan dice que la verdad se especifica por ser poética, ¿no apunta aquí a que esa irrupción de verdad en la interpretación pueda ser un acontecimiento que produzca un fallo, una grieta, que vaya revelando la inconsistencia del saber, y por ende vaya recortando su superficie?

 

  • 1
    Roberto Juarroz fue un poeta, bibliotecario, crítico y ensayista argentino. 1925-1995
  • 2
    Lacan J., El Seminario, libro 25, Momento de concluir, inédito, lección del 20 de diciembre de 1977.
  • 3
    Lacan, J., El Seminario, libro 24, L’insu que sait de l’une-béveu saille a mourre, inédito, lección del 17 de mayo de 1977.
  • 4
    Ibid.
  • 5
    Bravo, L., «La poesía de Roberto Juarroz. Un rigor para la intensidad». Espéculo. Revista de estudios literarios, número 11. Universidad Complutense de Madrid. Disponible en Internet: webs.ucm.es
  • 6
    Ibid.
  • 7
    Ibid.