EJES DE TRABAJO

Invenciones singulares

Lucía D’Angelo

“Todo el mundo es loco, es decir, es delirante” es la frase que J.-A. Miller convierte en “una brújula para guiarnos en la ultimísima enseñanza de Lacan, y en consecuencia, para guiarnos también en nuestra ultimísima práctica. […] Y en la medida en que esta enseñanza siga condicionando la práctica analítica de hoy, esta brújula está llamada a tener allí una incidencia”.1 Miller, J.-A., Todo el mundo es loco, Los Cursos psicoanalíticos de Jacques-Alain Miller, Paidós, Buenos Aires, 2015, p. 315-316.

El título de las próximas jornadas de la ELP es una declinación de ese enunciado: “Todo el mundo está en su mundo”. Solo que la orientación de la última brújula de la enseñanza de Lacan no se inscribe de la misma forma que otras orientaciones lacanianas; como, por ejemplo, la llamada “vía romana”, la de la metáfora paterna que atrapaba no solo la estructura de la neurosis, sino también la de la psicosis, teniendo en cuenta la dirección unívoca del Nombre del Padre.2 Ibíd, p. 317.

La metáfora de la vía romana no conviene en absoluto a los meandros borromeos, nos aclara Jacques-Alain Miller. Como tampoco a lo que llamamos el toro (la cámara de aire), los dos objetos matemáticos que Lacan asocia en su ultimísima enseñanza. Esas brújulas que utiliza no indican exactamente puntos cardinales, esos puntos en cruz que permiten orientarse a partir de su posición.3 Miller, J.-A., El ultimísimo Lacan, Los Cursos psicoanalíticos de Jacques- Alain Miller, Paidós, Buenos Aires, 2013, p. 181.

Es decir, que si tomamos el sinthome como la nueva vía romana, lo suyo es el girar en círculos. No hay liberación del sinthome; se trata, solamente, que sepamos por qué estamos enredados en él.

Es por ello que es preciso tener en cuenta estas premisas para orientarnos en la clínica, porque la última brújula de la enseñanza de Lacan toma el recurso de la topología y no de la superficie en un plano. Es decir que no está ordenada por el Nombre del Padre.

Se trata de distinguir psicosis y locura pero, al mismo tiempo, poner en el centro de la dilucidación clínica el delirio.

“Todo el mundo está en su mundo” quiere decir que cada uno está encerrado en la particularidad de su síntoma: el fantasma, el sueño, el delirio, la locura, están empeñados en ese encierro de cada uno en su mundo –la realidad psíquica para Freud- y en la imposibilidad de un mundo común.4 Cf. Miller, J.-A., Todo el mundo es loco, op. cit., p. 342.

Por otra parte, en las invenciones singulares del sujeto se ubica para cada uno su troumatismo; es lo que no se puede comparar con ningún otro y lo que hace objeción a lo universalizante del enunciado “todo el mundo”.

De esta forma, en las Jornadas de la ELP se aspira a la voluntad de no abordar la cuestión de la locura, la cuestión del delirio, a partir de un déficit, sino de un modo original de abordar el lenguaje, en el intento de prescindir de la partición clínica clásica de la psicosis extraordinaria y de la neurosis, sin dejar de lado las psicosis ordinarias que nos invitan a acompañar al sujeto en grandes deconstrucciones, llegado el caso delirantes, pero que siguen siendo singulares.

Como subraya el texto de presentación, es también la oportunidad de transitar en la clínica la senda de cada sujeto que lo convoca a una invención, siguiendo el vestigio de su funcionamiento y su modo singular de intentar arreglárselas con el goce que lo habita.

Jacques-Alain Miller (1999), con motivo de la conferencia introductoria al tema “La invención psicótica”, en la Sección clínica de Paris-Île de France (1999-2000), dio algunas referencias cuya actualización servirán de guía para el tema de las invenciones singulares.5 Miller, J.-A., “La invención psicótica”, Cuadernos de psicoanálisis, revista del ICF-E nº 30, Eolia, Vizkaia, 2007.

En dicha conferencia estableció la diferencia entre los términos de creación, de descubrimiento y de invención, para subrayar que ellos se hacen a partir de materiales existentes. Miller detalla cómo se las arregla la psicosis en su invención singular al no disponer del auxilio del discurso establecido. El término de invención se opone al de creación, porque la creación pone el acento en la creación ex nihilo, a partir de nada. También se opone al de descubrimiento. Es por ello que la invención es pariente de la creación. La invención tiene el valor de bricolaje. Se inventa lo que no está.

En primer lugar, por el hecho de que existe el órgano-lenguaje del cuerpo, el sujeto está condicionado a encontrarle una función. O bien la recibe, o bien la inventa.

En segundo lugar, los mecanismos que se le imputan al Edipo muestran cómo el significante enigma –el Deseo de la Madre– toma sentido, y cómo otorga al sujeto una identificación.

En tercer lugar –y eso es lo más importante según Miller–, la referencia de Lacan es el traumatismo que produce siempre la lalengua sobre el goce del sujeto. Lacan hace de él, en su última enseñanza, el núcleo del inconsciente.6 Ibid., p. 64.

Es precisamente el traumatismo del significante goce que obliga a una invención subjetiva. Se trata de una invención del sentido, que es siempre “más o menos un delirio”.7 Ibid., p. 64. Están los delirios de los discursos establecidos –lo que Lacan llama los delirios normales-, y también están los delirios verdaderamente inventados. Pero un delirio siempre es una invención del sentido.

Todo el mundo está en su mundo… es la razón para que dilucidemos en la clínica las invenciones de cada uno que nos permitan aproximarnos a la ultimísima enseñanza de Lacan y a su práctica.

 

  1. Miller, J.-A., Todo el mundo es loco, Los Cursos psicoanalíticos de Jacques-Alain Miller, Paidós, Buenos Aires, 2015, p. 315-316.
  2. Ibíd, p. 317.
  3. Miller, J.-A., El ultimísimo Lacan, Los Cursos psicoanalíticos de Jacques- Alain Miller, Paidós, Buenos Aires, 2013, p. 181.
  4. Cf. Miller, J.-A., Todo el mundo es loco, op. cit., p. 342.
  5. Miller, J.-A., “La invención psicótica”, Cuadernos de psicoanálisis, revista del ICF-E nº 30, Eolia, Vizkaia, 2007.
  6. Ibid., p. 64.
  7. Ibid., p. 64.

 

“Todo el mundo es loco, es decir, es delirante” es la frase que J.-A. Miller convierte en “una brújula para guiarnos en la ultimísima enseñanza de Lacan, y en consecuencia, para guiarnos también en nuestra ultimísima práctica. […] Y en la medida en que esta enseñanza siga condicionando la práctica analítica de hoy, esta brújula está llamada a tener allí una incidencia”.8 Miller, J.-A., Todo el mundo es loco, Los Cursos psicoanalíticos de Jacques-Alain Miller, Paidós, Buenos Aires, 2015, p. 315-316.

El título de las próximas jornadas de la ELP es una declinación de ese enunciado: “Todo el mundo está en su mundo”. Solo que la orientación de la última brújula de la enseñanza de Lacan no se inscribe de la misma forma que otras orientaciones lacanianas; como, por ejemplo, la llamada “vía romana”, la de la metáfora paterna que atrapaba no solo la estructura de la neurosis, sino también la de la psicosis, teniendo en cuenta la dirección unívoca del Nombre del Padre.9 Ibíd, p. 317.

La metáfora de la vía romana no conviene en absoluto a los meandros borromeos, nos aclara Jacques-Alain Miller. Como tampoco a lo que llamamos el toro (la cámara de aire), los dos objetos matemáticos que Lacan asocia en su ultimísima enseñanza. Esas brújulas que utiliza no indican exactamente puntos cardinales, esos puntos en cruz que permiten orientarse a partir de su posición.10 Miller, J.-A., El ultimísimo Lacan, Los Cursos psicoanalíticos de Jacques- Alain Miller, Paidós, Buenos Aires, 2013, p. 181.

Es decir, que si tomamos el sinthome como la nueva vía romana, lo suyo es el girar en círculos. No hay liberación del sinthome; se trata, solamente, que sepamos por qué estamos enredados en él.

Es por ello que es preciso tener en cuenta estas premisas para orientarnos en la clínica, porque la última brújula de la enseñanza de Lacan toma el recurso de la topología y no de la superficie en un plano. Es decir que no está ordenada por el Nombre del Padre.

Se trata de distinguir psicosis y locura pero, al mismo tiempo, poner en el centro de la dilucidación clínica el delirio.

“Todo el mundo está en su mundo” quiere decir que cada uno está encerrado en la particularidad de su síntoma: el fantasma, el sueño, el delirio, la locura, están empeñados en ese encierro de cada uno en su mundo –la realidad psíquica para Freud- y en la imposibilidad de un mundo común.11 Cf. Miller, J.-A., Todo el mundo es loco, op. cit., p. 342.

Por otra parte, en las invenciones singulares del sujeto se ubica para cada uno su troumatismo; es lo que no se puede comparar con ningún otro y lo que hace objeción a lo universalizante del enunciado “todo el mundo”.

De esta forma, en las Jornadas de la ELP se aspira a la voluntad de no abordar la cuestión de la locura, la cuestión del delirio, a partir de un déficit, sino de un modo original de abordar el lenguaje, en el intento de prescindir de la partición clínica clásica de la psicosis extraordinaria y de la neurosis, sin dejar de lado las psicosis ordinarias que nos invitan a acompañar al sujeto en grandes deconstrucciones, llegado el caso delirantes, pero que siguen siendo singulares.

Como subraya el texto de presentación, es también la oportunidad de transitar en la clínica la senda de cada sujeto que lo convoca a una invención, siguiendo el vestigio de su funcionamiento y su modo singular de intentar arreglárselas con el goce que lo habita.

Jacques-Alain Miller (1999), con motivo de la conferencia introductoria al tema “La invención psicótica”, en la Sección clínica de Paris-Île de France (1999-2000), dio algunas referencias cuya actualización servirán de guía para el tema de las invenciones singulares.12 Miller, J.-A., “La invención psicótica”, Cuadernos de psicoanálisis, revista del ICF-E nº 30, Eolia, Vizkaia, 2007.

En dicha conferencia estableció la diferencia entre los términos de creación, de descubrimiento y de invención, para subrayar que ellos se hacen a partir de materiales existentes. Miller detalla cómo se las arregla la psicosis en su invención singular al no disponer del auxilio del discurso establecido. El término de invención se opone al de creación, porque la creación pone el acento en la creación ex nihilo, a partir de nada. También se opone al de descubrimiento. Es por ello que la invención es pariente de la creación. La invención tiene el valor de bricolaje. Se inventa lo que no está.

En primer lugar, por el hecho de que existe el órgano-lenguaje del cuerpo, el sujeto está condicionado a encontrarle una función. O bien la recibe, o bien la inventa.

En segundo lugar, los mecanismos que se le imputan al Edipo muestran cómo el significante enigma –el Deseo de la Madre– toma sentido, y cómo otorga al sujeto una identificación.

En tercer lugar –y eso es lo más importante según Miller–, la referencia de Lacan es el traumatismo que produce siempre la lalengua sobre el goce del sujeto. Lacan hace de él, en su última enseñanza, el núcleo del inconsciente.13 Ibid., p. 64.

Es precisamente el traumatismo del significante goce que obliga a una invención subjetiva. Se trata de una invención del sentido, que es siempre “más o menos un delirio”.14 Ibid., p. 64. Están los delirios de los discursos establecidos –lo que Lacan llama los delirios normales-, y también están los delirios verdaderamente inventados. Pero un delirio siempre es una invención del sentido.

Todo el mundo está en su mundo… es la razón para que dilucidemos en la clínica las invenciones de cada uno que nos permitan aproximarnos a la ultimísima enseñanza de Lacan y a su práctica.

 

  1. Miller, J.-A., Todo el mundo es loco, Los Cursos psicoanalíticos de Jacques-Alain Miller, Paidós, Buenos Aires, 2015, p. 315-316.
  2. Ibíd, p. 317.
  3. Miller, J.-A., El ultimísimo Lacan, Los Cursos psicoanalíticos de Jacques- Alain Miller, Paidós, Buenos Aires, 2013, p. 181.
  4. Cf. Miller, J.-A., Todo el mundo es loco, op. cit., p. 342.
  5. Miller, J.-A., “La invención psicótica”, Cuadernos de psicoanálisis, revista del ICF-E nº 30, Eolia, Vizkaia, 2007.
  6. Ibid., p. 64.
  7. Ibid., p. 64.