El dualismo de Tomeu Coll

Al psicoanálisis siempre le convino el lazo con el arte, con ese «pulso» que toca el cuerpo, que lo anima. Por allí se tejen texturas, colores, algo se trama.

Mallorca es una isla que ha albergado desde hace muchísimos años a artistas que buscaron y buscan aquí su pulso. Otros, ya nacidos en la isla, se nutren de la roca y de su esencia para jugar con los colores del mundo propio y el de otros: la poesía, la filosofía, las matemáticas, el psicoanálisis, etc.

Tomeu Coll nació en Lloseta, Mallorca, en 1979, y su «proceso artístico» está marcado por el psicoanálisis freudiano. Luego de salir de un examen de Psicoanálisis de Freud, con 18 años, con «una historia en mi cabeza -dice- empecé a pintar».

Llegó a su casa, y sirviéndose de los instrumentos de su madre (quien había dejado de pintar hacía un tiempo), se dejó llevar por esa marca, aunque no sabe qué fue precisamente, pero así, «al azar, sin pensarlo» pintó su primer cuadro Sexe psicoanalitic.

Alentado por sus padres y profesores, empezó a relacionarse con maestros y galeristas, haciendo sus primeras exposiciones a la vez que estudiaba la carrera de magisterio.

En España, ha expuesto individualmente en Mallorca, Menorca, Ibiza, Barcelona, Madrid, Valencia, Terrasa y Gijón. También de forma colectiva, en Mallorca, Menorca, Ibiza, Formentera, Barcelona, Madrid, Valencia, Lugo, Camelles.

Fuera de España se han exhibido obras suyas en Holanda, Bélgica, Francia, Suiza, Polonia, Suecia, Inglaterra, Boston, Miami, Nueva York, etc.

En el 2010 fue premiado como «Creador Joven del año» de las Islas Baleares. Podéis encontrar parte de su obra en una serie de catálogos que tenemos en su web. Sus próximos proyectos, uno individual y uno colectivo, serán el año próximo y tendrán como marco Mallorca y París respectivamente.

Su «trabajo artístico» se enlaza con la enseñanza en una escuela primaria, «dos mundos separados» pero que «se equilibran», ya que esta última actividad le permite «poner los pies en la tierra» y salir un poco del mundo más «convulso» y solitario del taller.

«La exposición de La caverna, por ejemplo,  la tenía pensada desde el 2002 y recién la hice en el 2016. Es complejo el proceso, y a veces no se llega al final.  Ahora bien, si en este proceso no pudiera contar con otras cosas de la vida como la familia, los amigos, mi trabajo de maestro, no sé qué me pasaría, es una autodefensa».

El escritor mallorquín Sebastià Alzamora ha interpretado el arte de Tomeu como «arte sinestésico», algo que el mismo Tomeu nos relata en la entrevista, en la que le preguntamos particularmente por su serie La Caverna (2016) y Bipolaritat (2018).