El cuerpo perturba su mundo

Cada uno está en su mundo. Hay un equívoco que podemos tomar por el determinante posesivo “su”. ¿Está cada uno en el propio mundo? Que todo fomento de ese campo ideal, de lo propio, no hace sino enajenar al humano, no es cosa tan novedosa. Es el truco del burgués que dice: toma, aquí en dinero va el fruto de tu trabajo. Tú en tu clase, yo en mi mundo, luchemos por una distribución de la propiedad. Un discurso que ofreciera, como el neoliberal, la construcción o deconstrucción de la realidad a gusto del consumidor, podría extender la idea más o menos interesada, de propiedad posible del mundo.

Con Freud, en el examen de la realidad, primero se realiza un juicio de atribución por parte del yo, placer originario, que introyecta lo bueno y arroja de sí lo malo. El juicio de existencia corresponde al yo-realidad, que se desarrolla desde el yo placer inicial, juzgando como existente aquellas representaciones del yo que pudiera reencontrar en la realidad. Citándolo: “El fin primero y más inmediato del examen de realidad (de objetividad) no es, por tanto, hallar en la percepción objetiva (real) un objeto que corresponda a lo representado, sino reencontrarlo, convencerse de que todavía está ahí”1Freud S., Obras completas, Vol. XIX, La negación, Amorrortu, Buenos Aires-Madrid, 2012, p.255.. “Para que se instituya el examen de realidad es necesario que se hayan perdido objetos que antaño procuraran una satisfacción objetiva (real)”2Ibid., p. 256..

Lacan arma el grafo del deseo, ahí el yo, al tener que articular su necesidad en demanda, vía los significantes, se encuentra con un más allá, el deseo, una incógnita que lleva al sujeto a preguntarse ¿qué me quiere? En respuesta “la función del fantasma, que es dar al deseo del sujeto su nivel de acomodación, de situación”3Lacan J., El seminario, libro 6, El deseo y su interpretación, Paidós, Buenos Aires, 2015, p 28.. Habría el deseo de un objeto que podría venir a colmar, a responder, a restaurar la división subjetiva en una lógica de la propiedad.

Para Freud también tenemos a aquellos que han sustraído la libido del objeto y la apuntalan sobre el yo. Hay un sepultamiento del mundo que para algunos es reconstruido. “El paranoico lo reconstruye, claro que no más espléndido, pero al menos de tal suerte que pueda volver a vivir en él”4Freud S., Obras completas, Vol. XII, Sobre un caso de paranoia descrito autobiográficamente, Amorrortu, Buenos Aires-Madrid, 2013, p. 65..  Con Lacan “en la psicosis el punto de ruptura del mundo exterior, está colmado por la pieza agregada que es el fantasma psicótico”5Lacan J., El seminario libro 3, Las psicosis, Paidós, Buenos Aires, 2012, p.71..

Freud recurrió a E.T.A. Hoffman para hablar de lo ominoso. Curiosa palabra lo heimlich-unheimlich que se entremezcla; lo familiarmente extraño que el texto de Hoffman evoca, Coppelius, el Hombre de la arena, es una parte de la imago paterna fragmentada, el padre que amenaza con dejarlo ciego6Freud S., Obras completas, Vol. XVII, Lo ominoso, Amorrortu, Buenos Aires-Madrid, 2012, p.232..  El hombre ciego sería como un Edipo en Colona, alguien castrado y el protagonista un temeroso de la castración. Neil Gaiman escribió el comic Sandman donde narra la aventura de otro hombre de la arena, Morfeo el eterno, hacedor de los sueños. En resumen, la trama trata de que el hacedor de los sueños de los hombres ha sido secuestrado y el mundo está dejando de soñar. Las pesadillas campan a sus anchas, entre ellas el corintio, un hombre sin ojos que se dedica a sacar ojos de los otros. Sandman procurará escapar para volver a su reino de los sueños y reconstruir su mundo con los sueños. El héroe se parece al paranoico freudiano, el malo, es malo desde el principio, no hay nada de lo familiar, se le ve claramente ciego y comedor de ojos de entrada; la castración es claramente extraña al mundo de sueños que Sandman pretende reconstruir. El amo de los sueños, figura antianalítica por excelencia. Otro creador de mundos es Zuckerberg con su metaversión. Este no es un personaje de comic, aunque se presente animado. La oferta-orden del capitalismo futuro pareciera ser “haz tu mundo, a tu medida”. Podría leerse como un: siga repitiendo hasta el infinito.

Allí donde Freud topa con lo unheimlich, lo familiar-extraño, ubica la castración, que más adelante situará como límite, roca de sus análisis. Hay un límite al intentar hacernos cargo de la pulsión, con los significantes que nos son familiares. Pues bien, lo extraño, lo que no se entiende pero que se repite, lo que no puedo soportar que me pase, allí donde no me reconozco a mí mismo, eso que no esperaba que me afectara en mi mundo pero que lo desbarató, de eso se ocupa el discurso analítico. Por más que arrojemos la basura al mar, los islotes de basura nos vuelven por la otra costa. Por más que vertamos residuos fuera del primer mundo, éstos contaminan el planeta. Por más que se dirija el ser humano hacia una burbuja, algo no va. Miller en su curso se ve conducido a plantear el concepto de vida y a orientar la cura analítica a la recuperación de la sintomatología de los acontecimientos de cuerpo “no me intereso en la vida más que por su conexión con el goce, en la medida en que quizá merecería ser calificada de real”7Miller J-A., La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica, Paidós, Buenos Aires, 2020, p.321..  En los tecno-cuerpos propuestos para el siglo XXI acontecen aburrimientos, depresiones, angustias, inquietudes, llantos, nuevas cosas, pese a las promesas de felicidad de los discursos que promueven un mundo a medida.

Conocemos con Lacan la analogía de la revolución copernicana: el sujeto está descentrado respecto de su yo. ¿Por qué se ha extendido la idea del terraplanismo entre varios? Todos en el mismo plano, es una idea que niega la interioridad terrestre como fuerza atrayente. Lo que atrae contra la tierra sería la propia tierra que se ve, no un interior desconocido, no se supone ahí un saber a Otro. No es algo tan alejado de la noción del inconsciente superficial lacaniano, uno a buscar en el discurso, no en las profundidades. Pretenderse perteneciente a un conjunto de iguales, que se reivindica en defensa de sus propios intereses, que se autorrepresenta dejando segregado al diferente, eso que hoy la ultraderecha, pero también los movimientos Woke realizan, son modos de discurso entre otros, que se pretenden sin Otro. Pero lo interesante es que, en esas reivindicaciones, los sujetos precisamente no hacen sino redoblar la presencia de lo que refieren extraño a ellos mismos y eso es algo superficialmente presente, pero rechazado inconscientemente. Por ejemplo, es la frase de Sally Miller Gearhart, profesora feminista estadounidense “hay que reducir la proporción de hombres de la raza humana y mantenerla en un 10 por ciento aproximadamente”8McGrath T., Woke, Alianza, Madrid, 2020, p.137.. Bien, esa frase ¿no hace que el hombre rechazado se haga aún más presente, a modo de un superhombre que se alinea en el bando contrario?  ¿y eso no agita los cuerpos?

Al discurso que fomente que cada uno esté en su mundo, podríamos oponerle el interés por la vida, por los acontecimientos de cuerpo inapropiables, que escapen a la lógica de lo propio y lo ajeno al mundo, singulares, irrepetibles. Si bien la realidad se puede sustentar en la oposición de lo propio y lo extraño, incluso en sus formas de realidad virtual, no alcanza a dar cuenta de la experiencia del cuerpo gozante. La hipótesis sería que en un sujeto el cuerpo vivo, gozante, perturba su mundo, sea cual sea, lo cual vuelve caduca la noción de propiedad del mundo que los discursos individualistas fomentan. ¿Acaso la risa de la Gioconda es de alguien, estamos seguros que sea de este mundo?

 

  • 1
    Freud S., Obras completas, Vol. XIX, La negación, Amorrortu, Buenos Aires-Madrid, 2012, p.255.
  • 2
    Ibid., p. 256.
  • 3
    Lacan J., El seminario, libro 6, El deseo y su interpretación, Paidós, Buenos Aires, 2015, p 28.
  • 4
    Freud S., Obras completas, Vol. XII, Sobre un caso de paranoia descrito autobiográficamente, Amorrortu, Buenos Aires-Madrid, 2013, p. 65.
  • 5
    Lacan J., El seminario libro 3, Las psicosis, Paidós, Buenos Aires, 2012, p.71.
  • 6
    Freud S., Obras completas, Vol. XVII, Lo ominoso, Amorrortu, Buenos Aires-Madrid, 2012, p.232.
  • 7
    Miller J-A., La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica, Paidós, Buenos Aires, 2020, p.321.
  • 8
    McGrath T., Woke, Alianza, Madrid, 2020, p.137.