(In)Mundo y efecto segregativo

Mientras este tiempo raro, dislocado, va transcurriendo, aparecen preguntas que, en mi caso, más que en relación con los fenómenos que nos invaden, se refieren a lo que va ocurriendo en lo social, en la subjetividad, en el mundo. Cuando estalló la pandemia se me ocurrió relacionar segregación y pandemia, apuntando especialmente a ciertos efectos que se iban presentando. Partí de aquello que Lacan dijo en 1967: “Nuestro porvenir de mercados comunes será balanceado por la extensión cada vez más dura de los procesos de segregación”1Lacan, J., “Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la escuela”, Momentos cruciales de la experiencia analítica, Manantial, Buenos Aires, 1987, p. 22. Esta cita pone en relación directa los dos términos del título de este texto, la segregación y el mundo, a través de la referencia a los mercados comunes, que hoy llamamos global.

Tomaré estos dos significantes, uno por uno.


Segregación

Hay una buena cantidad de referencias de Lacan sobre la segregación, todas tienen un interés particular. Escogeré algunas.

A mediados de los años 60, Lacan introduce la cuestión de la segregación en su Seminario El reverso del psicoanálisis, partiendo de la idea que la segregación como concepto tiene una íntima vinculación con la fraternidad: “Sólo conozco un origen de la fraternidad, es la segregación”2Lacan, J., El Seminario, Libro 17, El Reverso del Psicoanálisis, Paidós, Bs. As., 1992, p. 121.

La fraternidad es presentada como un estar separados juntos, un conjunto separado del resto. Entonces, digamos que la fraternidad es presentada al mismo tiempo como oxímoron y también como paradoja.  La referencia a Tótem y tabú y a la muerte del padre, se hace evidente.

“Fraternidad” es definido por la RAE como amistad o afecto entre hermanos o entre quienes se tratan como tales. En este sentido, se podría decir que es un afecto que se manifiesta en un determinado lazo. Es decir que, si la fraternidad se origina en la segregación, de alguna manera la segregación genera esos lazos particulares. Esto ya parece relevante: la segregación no se produce sin esos lazos.

Lacan también señala la segregación como una práctica social causada por el discurso científico. No se contradice con lo anterior, es otra vertiente del mismo fenómeno. Por ejemplo, en la Proposición sobre el psicoanalista de la Escuela3Cf, Lacan, J., Id., Lacan se refiere a la universalización – ¿globalización? – como un reordenamiento de las agrupaciones sociales producido por la ciencia.

Y en la Alocución sobre la psicosis del niño4Lacan, J., “Alocución sobre la psicosis del niño”, Otros escritos, Paidós, Bs.As., 2012, p. 382-3, también se refiere a la relación entre el progreso de la ciencia y la segregación, destacando que es el factor que interviene en la época como el problema más candente. Sin dejar de mencionar el racismo que, con total actualidad, se une a lo que llamamos problemas segregativos.

Los procesos segregativos se generan cuando en la relación con el goce del Otro, ese goce, resulta insoportable. Digámoslo así: el discurso del amo tiende a homogeneizar los goces para poder ejercer el control, es decir, no tolera la diversidad. Sería un “divide y reinarás, pero no dividas de cualquier manera: haz homogénea cada división”.

Se ve claro en relación con los fenómenos actuales virales e invasivos, así como en los efectos sociales que producen. También en ciertas prácticas pedagógicas que en su ideario inclusivo generan efectos segregativos inevitables. Los ejemplos serían interminables.

Hay significantes que producen un reordenamiento creando núcleos exclusivos. Es muy interesante señalar lo irreversible de la estructura: el proceso de segregación se impone sobre la obligatoriedad expresada en la norma. Efectos de lo real.

(In)Mundo

Es en el Seminario “…o peor” donde Lacan da el giro definitivo hacia el Uno solo y es precisamente allí que dice: “La relación del hombre con un mundo suyo nunca ha sido más que un melindre al servicio del discurso del amo. No hay mundo que sea suyo si no es el mundo que el amo hace marchar sin discusión”5Lacan, J., El Seminario, Libro 19, “…o peor”, Paidós, Bs.As., 2012, p. 219. Una vez más, Lacan enseña cómo lo que creemos propio, nuestro mundo en este caso, es lo que el amo indica.  Desde siempre la relación del hombre con ese “mundo suyo” no ha sido más que una ñoñería que está al servicio del discurso del amo.

Vemos que algo marcha, no se sabe hacia dónde, no hay discusión posible cuando no sabemos con quién discutir, pero marcha. Y cuando un real sin ley comanda, ¿a dónde se orienta el mundo?

En 1974, en la Conferencia de prensa en Roma6Lacan, J. El triunfo de la religión, Paidós, Bs. As., 2005, p. 74-75, Lacan nos deja esta perlita que anuncia el porvenir –porvenir que ya está aquí-: “(…) es divertido (…)” así empieza, ver “a algunos científicos alarmarse, tener miedo y pensar que luego de haber convertido a las bacterias en un instrumento sublime de destrucción de la vida, viene alguien y las saca del laboratorio (…) empiezan a ver que se pueden fabricar bacterias resistentes a todo y que podrían acabar con los humanos. Sería el signo de que el hombre es capaz de cualquier cosa…de su propia destrucción…”.

Recurramos a Miller cuando, en su trabajo sobre la última enseñanza de Lacan, explica las relaciones del parlêtre con el mundo7Cf., Miller, J.- A., “El desnivel entre el ser y la existencia”, Revista Freudiana, 68, Barcelona, 2013. El significante se introduce en el mundo a través del lenguaje y el efecto es que el mundo se descompone. La sustancia significante aísla la sustancia gozante.

La cuestión de la segregación es de estructura. El lenguaje crea lo in-mundo. A ese mundo descompuesto lo llamamos lo inmundo. El mundo, entonces, sería una versión de la armonía y lo inmundo, otro nombre de la descomposición. Las resonancias con el resto y los desechos, resultan innegables.

Parece importante también considerar que el mundo al que nos referimos “se ve”, casi siempre, a través de pantallas. Es un fenómeno global. No es un tema menor. La pantalla es el velo que distorsiona lo real, a la vez que separa y crea una ilusión.

Para terminar, una puntuación. El significante descompone el mundo, pero también es el significante el que a través del lenguaje percute el cuerpo en una operación por la que hace existir el ser.  Y como efecto segregativo, un goce ilimitado, goce Otro, sin frontera, comanda al parlêtre.

 

  • 1
    Lacan, J., “Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la escuela”, Momentos cruciales de la experiencia analítica, Manantial, Buenos Aires, 1987, p. 22
  • 2
    Lacan, J., El Seminario, Libro 17, El Reverso del Psicoanálisis, Paidós, Bs. As., 1992, p. 121
  • 3
    Cf, Lacan, J., Id.
  • 4
    Lacan, J., “Alocución sobre la psicosis del niño”, Otros escritos, Paidós, Bs.As., 2012, p. 382-3
  • 5
    Lacan, J., El Seminario, Libro 19, “…o peor”, Paidós, Bs.As., 2012, p. 219
  • 6
    Lacan, J. El triunfo de la religión, Paidós, Bs. As., 2005, p. 74-75
  • 7
    Cf., Miller, J.- A., “El desnivel entre el ser y la existencia”, Revista Freudiana, 68, Barcelona, 2013