Rosalía: anudar el cuerpo y lalengua

En el Seminario 20, Lacan se pregunta qué puede decir la mujer sobre su goce. Afirma llevar años suplicando a las colegas analistas que digan algo sobre esto, para encontrarse con que nada pueden decir. Recientemente afirmé en un artículo que la cantante y compositora Rosalía posee un saber sobre el cuerpo y que ha inventado una lengua para nombrarlo. Es una lengua hecha de efectos homofónicos, aliteraciones y neologismos, que sirven para nombrar ese goce otro para el que muchas veces no se encuentran palabras.

Como se señala en el texto de presentación de estas jornadas de la ELP, los analistas debemos escuchar la singularidad de los seres que hablan, y estos a veces dejan su marca en forma de producción artística. Frente al psicoanálisis aplicado, siempre enredado con la manía del sentido, Lacan apuntaba a analizar una obra artística desde el síntoma. Conviene separar, para ello, lo que sucede en cada registro. Si partimos del cuerpo en su registro imaginario, podemos decir que Rosalía busca hacerse un cuerpo. En sus conciertos, dominados por el objeto voz, en un momento dado el cuerpo de bailarines que la acompaña se junta formando una moto humana hecha de cuerpos, sobre la que ella se sube triunfal. De este modo se imaginariza ese significante nuevo que da nombre a su disco: Motomami1Motomami es el último álbum musical de la cantante Rosalía. Todas las letras han sido extraídas de este disco, publicado por Columbia Records, 2022.. «Mami» remite, claro, a la madre, pero en el reguetón, una «mami» es un modo de nombrar a una mujer que goza. Ella lo funde a ese «moto» que remite al motor como signo de fuerza, de brío fálico. De modo que Motomami, en su lado imaginario, parece querer restaurar el falo faltante del cuerpo materno.

Pero si todo sucediera en su vertiente imaginaria, no sería algo tan singular. Motomami podría ser solo un semblante contemporáneo de empoderamiento femenino que orbitara en torno a la idea de la mujer fálica. Sin embargo, el modo de Rosalía de hacer con lalengua tiene efectos en el registro simbólico y toca un real. Esto puede rastrearse en algunas de sus canciones, donde los significantes parecen venir, como en Joyce, «a rellenar como picadillo el significado. Los significantes encajan unos con otros, se combinan, se aglomeran, se entrechocan»2Lacan, J. El Seminario, libro 20, Aún. Paidós, Buenos Aires, 2012, p. 49..

Es interesante que un disco escrito principalmente en español, aunque plagado de palabras en inglés, fragmentos en catalán y elementos de jerga latina, en muchos momentos tenga una sonoridad asiática. Este rasgo nos servirá de eje para orientar la escucha. Por ejemplo, en Saoko, canción que abre el disco, toma una palabra de un clásico del reguetón de Daddy Yankee, pero cambia una letra (de Saoco con c pasa a Saoko con k). Lo convierte así en un significante enigmático, orientalizado. La canción abre con una pregunta: «¿Chica qué dices?», que nos avisa de que el proceso de composición es un enigma también para ella. El saber es un enigma, nos dice Lacan. Los significantes aquí se deslizan sobre el ritmo y se unen por su sonoridad, hasta acabar en una aliteración casi holofrásica:

Si-eres-la-pámpara-nada-te-pue’-parar.

Algo similar pasa en Chiken Teriyaki, donde el estribillo parece un puro acertijo, que juega de nuevo con la sonoridad y la homofonía.

Pa’ ti, naki, chicken teriyaki
Tu gata quiere maki, mi gata en Kawaski.

Hacen falta varias escuchas para captar que contrapone dos posiciones antitéticas: la de la mujer pasiva que demanda sin parar («tu gata quiere…») y su propia posición empoderada, la de Motomami («mi gata en Kawasaki»).

En Bizcochito Rosalía vuelve a tomar un significante clásico del reguetón, que nombra a la mujer como objeto a «(soy) tu bizcochito», responde la voz femenina en la canción de Wisin y Daddy Yankee) para inmediatamente barrarlo. Ella dice: yo-no-soy-ni-voy-a-ser-tu-bizcochito. Luego se pregunta:

¿Tú eres el que pimpea o te pimpean a ti?
Yo elegí mi lado desde el día en que nací.

Pimp es un significante callejero que remite al chulo, al proxeneta. Pimpear sería un anglicismo neológico que cuestiona si eres de las que chulean, de las que dominan, o de las que se dejan chulear.

Como vemos, Rosalía se pregunta una y otra vez sobre la posición femenina y la confronta a una posición clásicamente fálica buscando resolver su modo de goce.

La culminación de este decir sobre el goce es la canción Hentai, donde de nuevo encontramos los efectos singulares que producen en ella las lenguas asiáticas. Hentai es un término tomado del mundo japonés: se trata de un comic o manga de contenido erótico. Sin embargo, Rosalía una vez más lo lleva a su mundo. Inglés y español se trenzan hasta convertirse en una cadena de significantes cuya significación queda de nuevo velada:

Te quiero ride
Como a mi bike
Hazme un tape modo Spike
Yo la batí
Hasta que se montó
Segundo es chingarte
Lo primero es Dios.

Hentai es un hallazgo neológico para nombrar ese goce femenino innombrable. Se ha interpretado la canción como una oda al falo de su pareja, pero el videoclip debería darnos pistas, puesto que en él aparece ella sola, montada en un toro mecánico, gozando de su cuerpo sin necesidad de hombre alguno. Podríamos decir que Rosalía prescinde del falo a condición de servirse de él. Atraviesa lo imaginario (te quiero montar como a mi bicicleta), que se bifurca en una imagen especular, que hoy se graba con el móvil y se sirve al objeto mirada en una pantalla (hazme un vídeo modo Spike Jonze), toca el falo en tanto objeto de goce (yo batí el falo hasta que se montó), para luego, como las místicas que tanto interesaban a Lacan, ir más allá del falo: éste queda en un segundo lugar (lo segundo es chingarte…) para remitir a un goce no-todo, cuyo lugar apunta al Otro, que es el lugar de Dios. «El Otro como lugar de la verdad, es el único lugar que podemos dar al término Dios»3Ibid., p. 59., nos indica Lacan. La letra de la canción logró irritar a la crítica masculina debido a su sinsentido, cuando es ahí donde reside su efecto de verdad.

Merece la pena pararse en una última canción, la que cierra el disco, de nuevo con significante japonés: Sakura. Sakura es la flor del cerezo, y Rosalía la toma como metáfora de lo efímero. La canción acaba abruptamente, como si fuera un corte, una escansión, con esta frase:

Las llamas son bonitas porque no tienen orden
Y el fuego es bonito porque todo lo rompe.

Después, silencio. Esta frase acaba como síntesis de lo que se nos ha presentado: el goce es un real desordenado frente al cual el sentido muestra su impotencia. Así define Rosalía su arte: como un fuego sin orden y, por ello, bello. Este es su modo singular de habitar el lenguaje. Rosalía, con su voz flexible y prodigiosa, articula un goce del cuerpo mediante una serie de significantes nuevos, efímeros, que tocan el sentido de forma tangencial y luego se marchitan y caen. Sus canciones suponen un anudamiento singular entre su cuerpo de mujer y lalengua, y solo por eso, su escucha deja huella.

 

  • 1
    Motomami es el último álbum musical de la cantante Rosalía. Todas las letras han sido extraídas de este disco, publicado por Columbia Records, 2022.
  • 2
    Lacan, J. El Seminario, libro 20, Aún. Paidós, Buenos Aires, 2012, p. 49.
  • 3
    Ibid., p. 59.