Resonancia Laura Llevadot

Laura Llevadot, profesora de Filosofía Contemporánea (UB). Autora de Mi herida existía antes que yo. Feminismo y crítica de la diferencia sexual (Tusquets 2022).

“Todo el mundo está en su mundo” me parece una frase casi tan triste como “no hay relación sexual”. El problema no es, sin embargo, el posesivo “su” que invoca una posición solipsista de individuos incomunicados, sino el término “mundo” que ya etimológicamente refiere a un orden, una totalidad, e incluso a la idea de limpieza. El yo con “su mundo”, encerrado en su particular laberinto, y por lo tanto incapaz de relación con el otro, sea sexual o no, es un efecto del mundo y no al revés. Es porque creemos que hay mundo, totalidad ordenada, que cada cual vive encerrado en su mundo. Precisamente por ello la salida no está nunca en pensar un mundo común y colectivo donde un nosotros sería posible. “Nuestro mundo” no es menos deplorable que “mi mundo”, aunque evoque mejor a Walt Disney. Solo una apelación a lo inmundo, a aquello que no puede ser puesto en el ordenamiento del mundo, lo no totalizable, sería, por lo tanto, deseable. Este mundo es inmundo porque es mundo, totalización sin resquicio. Cabría oponerle entonces lo verdaderamente inmundo, la grieta que lo desquicia. Inmundos de todos los mundos, ¡uníos!