Otra manera de escuchar los delitos

En mi práctica diaria, trabajando con personas que han cometido un delito o lo han sufrido, el Psicoanálisis me ha permitido poder escuchar de otra manera.

En la justicia tradicional, quien juzga, determina si unos actos son o no delito, establece los hechos a partir de pruebas incriminatorias, concluyendo si hay un culpable y, de ser así, el castigo a imponer. Salvo para poder elevar o reducir la pena, en el proceso penal no tienen cabida los porqués detrás de los actos y los hechos probados se convierten en la verdad de lo ocurrido.

La Justicia Restaurativa es otra forma de intervenir, donde las partes deciden, de manera voluntaria, participar o no. Es un proceso confidencial, que pone el foco en las necesidades de la persona que ha sufrido el delito, en las de la persona que lo ha cometido y en la comunidad de la que son parte.

Da voz a quienes se han visto involucrados en un delito para que puedan expresar su sentir sin intermediarios, a diferencia del procedimiento judicial donde hablan a través de terceros.

En Justicia Restaurativa se desaprueba el delito cometido, si bien se interviene dentro de un marco de reconocimiento y respeto hacia el autor, sin estigmatizarlo, acogiendo a las personas con independencia de sus actos.

A través de la mediación se hacen intervenciones individuales con cada una de las partes involucradas en un delito, abriendo un diálogo sobre lo sucedido, sobre las personas involucradas y las posibles maneras en las que reparar las consecuencias.

Tras esta fase se puedan llevar a cabo reuniones conjuntas entre ofensor y víctima que les permita seguir adelante con lo sucedido y desprenderse de las etiquetas de víctima y delincuente.

También es una oportunidad para que el ofensor pueda responder a las cuestiones que le plantee quien acude como víctima: si fue un hecho azaroso si, por el contrario, hubo una elección que la situó en el punto de mira, etc.

Otra forma de intervenir es de manera grupal, en Diálogos Restaurativos, con personas que han sido condenadas por distintos delitos, trabajando la responsabilización, el daño causado, el efecto de estos actos en la víctima, en su persona y su entorno. En una sesión, se invita a una persona que haya sufrido un delito, sin ser víctima directa de ninguno de los participantes. Ésta cuenta lo que sucedió y las consecuencias que tuvo para ella, siendo acogida y escuchada por el grupo. Así recibe una reparación indirecta por el daño sufrido y, el ofensor, puede hacer una reparación simbólica.

Esta forma de trabajo creo que tiene mucha relación con el Psicoanálisis, pues las intervenciones pueden producir la apertura al inconsciente y cierta rectificación subjetiva en la que la persona pueda hacerse cargo de algo suyo, abriendo interrogantes que le permitan iniciar un trabajo analítico.

En una sociedad cuyo empuje es a pasar de puntillas y no asumir responsabilidades, se trata de facilitar que cada uno pueda hacerse más responsable de sus decisiones y posteriores actos ya que, en palabras de Lacan “de nuestra posición de sujetos somos siempre responsables”1Lacan, J., “La ciencia y la verdad” en Escritos 2, Siglo XXI, Buenos Aires, 1987, p. 245.. Subjetivando la responsabilidad y haciéndonos cargo de lo que nos concierne, podemos interrogarnos sobre nuestra manera de estar en el mundo y hacer maniobras que nos permitan ser más conscientes en nuestras decisiones futuras y evitar la repetición.

Además, el proceso restaurativo puede ayudar a los participantes a salir del proceso de deshumanización al que sometemos al otro que dañamos o que nos daña para protegernos de nuestra propia parte oscura a la que no queremos mirar.

Un proceso de Justicia Restaurativa puede ayudar también al modo de afrontar la pena impuesta y que se produzca el asentimiento subjetivo necesario para que el castigo pueda tener su significación. Lacan recoge que si un sujeto no reconoce su falta -si no se responsabiliza- no puede dar una significación al castigo por la falta cometida y, por tanto, el castigo no modificaría su acto criminal2Tendlarz, S.E. y García, C.D., ¿A quién mata el asesino?, Grama, Buenos Aires, 2009, p. 56..

El criminólogo, John Braithwaite, habla de vergüenza reintegrativa3Braithwaite, J., Crime, shame and reintegration (Delito, vergüenza y reintegración), Cambridge University Press, 1989.. La vergüenza es un afecto primario en relación al Otro y que toca, en cuanto a su relación con el goce, lo más íntimo del sujeto4Salom, A., La vergüenza en cuestión: una cuestión de vergüenza, El Garraf-Barcelona, 28 mayo 2014.. Es esta familiaridad con la vergüenza lo que permite que sea fácilmente identificable en nosotros mismos, pudiendo servir de herramienta en el trabajo restaurativo.

La vergüenza reintegrativa busca incorporar el malestar que sentimos cuando somos sorprendidos en un acto reprochable ante la mirada de los que nos quieren y que puede ofrecer una oportunidad de cambio al rescatar la importancia de esos otros para cada uno.

Como conclusión, recoger que tanto la Justicia Restaurativa como el Psicoanálisis, se interesan por la significación subjetiva del crimen sin por ello deshumanizar al causante ni reducirlo a un enfermo mental, lo que creo que es esencial en el trabajo con personas ya que es la máxima expresión de respeto al otro con el que intervenimos.

La palabra es usada como mecanismo para subliminar las pulsiones agresivas y el diálogo como medio de rechazo a la agresión. Así, se trata de poder escuchar desde otro lugar diferente y permitir que puedan emerger las palabras del sujeto pues: “¿No sabemos acaso que en los confines donde la palabra dimite empieza el dominio de la violencia, y que reina ya allí, incluso sin que se la provoque?”5Lacan, J., “Introducción al comentario de Jean Hyppolite sobre la verneinung de Freud”, en Escritos 1, Siglo XXI, Buenos Aires, 2008..

 

  • 1
    Lacan, J., “La ciencia y la verdad” en Escritos 2, Siglo XXI, Buenos Aires, 1987, p. 245.
  • 2
    Tendlarz, S.E. y García, C.D., ¿A quién mata el asesino?, Grama, Buenos Aires, 2009, p. 56.
  • 3
    Braithwaite, J., Crime, shame and reintegration (Delito, vergüenza y reintegración), Cambridge University Press, 1989.
  • 4
    Salom, A., La vergüenza en cuestión: una cuestión de vergüenza, El Garraf-Barcelona, 28 mayo 2014.
  • 5
    Lacan, J., “Introducción al comentario de Jean Hyppolite sobre la verneinung de Freud”, en Escritos 1, Siglo XXI, Buenos Aires, 2008.