Cuando se rasga el texto del Mundo

Malla significante

El texto que cada uno ha tejido a lo largo de su vida compone una especie de malla en la que se sostiene la significación de su Mundo. Los acontecimientos, los imprevistos, las pérdidas, serán interpretadas a través de esa red de significación que hace que el Mundo sea vivible. Vivible quiere decir que haya un cierto orden. Que la contingencia esté cernida por una significación con la que cada cual se orienta en su Mundo particular.

¿Pero qué sucede cuando esta red vacila, se abre su tejido o incluso llega a rasgarse? Puede suceder que emerja algo que la propia red mantenía velado, algo con una consistencia lógica diferente, que pueda tener efectos perturbadores para la economía psíquica. En esos momentos de vacilación y de emergencia de lo real es cuando surge la angustia, afecto que nos orienta en la cura analítica como si de una brújula se tratara.

En las neurosis hay momentos de vacilación del fantasma, pantalla que sirve justamente para defenderse de ese real que divide al sujeto del inconsciente. En las psicosis sin embargo, la rasgadura del texto puede tener efectos más inquietantes en los que la significación pueda enloquecerse a modo de una cópula entre significantes, momento en el que todo pudiera hacer signo.

Entonces dos vertientes, la de un texto tejido de significantes que componen una red y por otro, un elemento cuya consistencia no es la del significante y que Lacan formalizó como objeto a. Dos vertientes que podemos aunar con la fórmula del fantasma S/<>a. Dos mundos distintos, una línea divisoria entre simbólico y real. Una orilla, un litoral entre dos consistencias diferentes. Una significante y simbólica que hace cierta sujeción a otra real y a-significante.

Estallido

Si algo pone de manifiesto la psicosis de Schreber1Schreber, D., Memorias de un enfermo de los nervios. Ed. Sexto Piso., es la función del objeto a, donde aparecen estallados los dos términos de la estructura del fantasma, por un lado, el sujeto del significante y por el otro el objeto a. En el Liegen lassen, Schreber cae como objeto, momento de exclusión absoluta respecto al orden significante2Miller, J.-A., “¡Des-sentido (decencia) para las psicosis!”, Matemas I, Manantial, Buenos Aires, 1987, p. 187..

Será a partir de 1966 que Lacan formalizará el objeto a. Lo que en la Cuestión preliminar del 583Lacan, J.,  “De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de las psicosis”, Escritos 2, Siglo XXI, Buenos Aires. era reducido a goce imaginario, en tanto que especular como goce transexual, a partir del 66 al goce se le reconoce otro estatuto, aquel que se condensa en el plus de gozar. Se trata de ese Fort-Da con Dios, ese vaivén entre voluptuosidad y deyección. Esa unión y abandono que no cesa, y que representa la pulsación de goce4Miller, J.-A., “Suplemento topológico a «De una cuestión preliminar…” Matemas I, Manantial. Buenos Aires, 1987, p 146-147. en el cuerpo.

Foco

Entonces, se trata de un cambio de orientación, se trataría de poner el foco en la voluptuosidad en oposición a las voces. Llevar el foco más al acontecimiento del cuerpo, que al lado significante. Poner el foco en el fenómeno corporal, más que en el lado significante. ¿Y por qué? Porque el lado significante siempre está supeditado a la significación y estas ramificaciones no siempre encuentran un final. Por el contrario, el lado del acontecimiento del cuerpo obedece a la consistencia de lo que es a-significante, y esto corta el sentido. Se trataría de una traslación de la lógica significante a una lógica del plus de gozar.

Restaurar la malla

Quizá el Mundo no vuelva a ser como antes del estallido. Bien en las psicosis como en las neurosis, una vez que la malla se ha abierto o rasgado, corresponde a un tiempo de sutura. Un tiempo de restauración, corte y confección. Un análisis puede servir para esto, para que el Mundo vuelva a ser vivible. Adquiera una significación vivible, tolerable. Para que los significantes no copulen tanto, o por lo menos lo hagan de otra manera.

Por otro lado, también puede servir para conmover eso que se repite siempre igual en el síntoma. Para que se toque el real pulsional. Lo que se juega en el cuerpo, lo que se define como acontecimiento de cuerpo. Para esto el analista debe salir un poco de su Mundo y poder soportar lo que no comunica nada. Es decir, la posición de objeto a. En l’Etourdit Lacan sitúa el final del análisis en dejar plantado al objeto a5Lacan, J.,”El atolondradicho”, en Otros Escritos, Buenos Aires, Paidós, 2012. p. 511.. Es decir, para soportar esa posición que no comunica nada, primero se debe atravesar un cierto liegen lassen de su propio objeto a. Debería pasar de su Mundo al a-Mundo. Un lugar desbrozado de su propia historia y de las vicisitudes de su propio fantasma. Un lugar también llamado por Lacan como el de “Ya nadie”.

 

  • 1
    Schreber, D., Memorias de un enfermo de los nervios. Ed. Sexto Piso.
  • 2
    Miller, J.-A., “¡Des-sentido (decencia) para las psicosis!”, Matemas I, Manantial, Buenos Aires, 1987, p. 187.
  • 3
    Lacan, J.,  “De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de las psicosis”, Escritos 2, Siglo XXI, Buenos Aires.
  • 4
    Miller, J.-A., “Suplemento topológico a «De una cuestión preliminar…” Matemas I, Manantial. Buenos Aires, 1987, p 146-147.
  • 5
    Lacan, J.,”El atolondradicho”, en Otros Escritos, Buenos Aires, Paidós, 2012. p. 511.